Cómo afrontar una Separación con hijos paso a paso
El divorcio es una etapa dolorosa y compleja para las parejas, y cuando hay hijos involucrados, la situación se torna aún más delicada. Como psicólogas infantiles, entendemos la importancia de abordar este tema con sensibilidad y empatía.
Se rompe la pareja, no la familia:
Por ello, lo primero que tenemos que entender es que “se rompe la pareja, no la familia”, aunque la relación de los padres se termine siguen siendo PADRES. Comienza una nueva etapa y como adultos tendremos que ser capaces de construir, en vez de destruir.
A día de hoy podemos encontrar muchos modelos de familia (monoparentales, reconstituidas, familias adoptivas, familias en que lo padres/madres son del mismo sexo…) y las familias de divorciados o separados son otro tipo de familia más.
No es el tipo de familia lo que garantiza el bienestar de nuestros hijos, sino la calidad de la convivencia y la educación.
Hay parejas que tiene más dificultades que otras a la hora de finalizar la relación, como os he comentado al inicio, la separación es un acontecimiento estresante a nivel individual y familiar, por ello, cuando tengamos clara la decisión de la ruptura, y solo en ese momento, es cuando debemos transmitírselo conjuntamente a nuestros hijos. Hay algunos padres que, aunque existe un malestar en la pareja no tienen claro que quieran separarse, pero hablan o discuten sobre ello delante de sus hijos, debemos evitar este tipo de situaciones que terminan preocupando y angustiando al menor por la amenaza de lo que pueda suceder.
Como somos conscientes de que esta decisión es compleja y podemos sentirnos algo desorientados, en este artículo os voy a proporcionar una serie de consejos para padres que se están divorciando o separando.
Pasos para una separación o divorcio con hijos:
Como somos conscientes de que esta decisión es compleja y podemos sentirnos algo desorientados, a continuación os proporciono una serie pasos y claves para padres que se están divorciando o separando y quieren evitar angustia a sus hijos:
1. Comunicar la decisión.
Los hijos son los testigos del periodo de malestar que vive la pareja mucho antes de que se rompa, ya que están alerta sobre todo lo que ocurre en el hogar y perciben si se producen cambios conductuales, comunicativos y emocionales en sus padres. Por ello, cuando toméis la decisión conjunta de separaros, ellos seguramente ya perciban algo de antemano, esto no quiere decir que estén preparados.
Escoger un momento y lugar cómodos, estar los dos padres presentes y comunicarlo de manera conjunta estando de acuerdo con lo que vais a decir. Primero de todo, reafirmadles lo mucho que los queréis, esto favorecerá su sentimiento de pertenencia, ya que hay muchos niños que asumen que como sus padres se han dejado de querer también los podrían dejar de querer a ellos. La información sobre la separación que les proporcionéis debe de ser sincera pero adecuada a su edad y fácil de entender, sin añadir detalles innecesarios.
Por último, expresar verbalmente que el divorcio o separación no es culpa suya, que la decisión tomada es de vosotros como padres.
2. Capear el temporal.
El periodo que acontece justo después de transmitir a los hijos la decisión de separaros es de incertidumbre, ellos van a sentir muchas emociones al respecto (ansiedad, enfado, miedo, tristeza, culpa…). Como padres tendréis que junto a ellos aprender a gestionar todo eso que irán sintiendo, resolviendo dudas que seguro surgen y hablando de todo los que les preocupa.
La comunicación y la escucha activa son dos herramientas muy importantes que os ayudarán a pasar por este proceso de forma unida. Permíteles que expresen sus emociones y proporcionarles la seguridad para que puedan hacerlo sin miedo. Sostenedles en sus momentos de inseguridad y proporcionad el tiempo necesario para que se recuperen y asuman la nueva situación.
Es posible que se puedan observar ciertos cambios en vuestros hijos, cambios de conducta y actitud, apatía o nerviosismo, tendencia a distraerse o a no separarse de los padres, pueden aparecer síntomas físicos o somatizaciones (dolores de cabeza o de tripa, entre otros). Es posible que produzca alguna regresión a etapas anteriores y hacer que los niños no controlen sus esfínteres o muestren dificultades a la hora de dormir.
Estos síntomas de malestar son muy frecuentes cuando se producen cambios muy drásticos en la vida de un niño, pero debéis considerar si estas situaciones se prolongan en el tiempo o aumentan su frecuencia, pedir ayuda a un psicólogo infantil, que pueda ayudaros a minimizar el malestar que sienten.
3. No eres tu, soy yo.
El sentimiento de culpa en los hijos puede aparecer sin quererlo. Los pensamientos de culpabilidad rara vez son compartidos con los padres, anticiparse recalcando que no es culpa de ellos, que más que culpa son cosas que a veces suceden y que el objetivo no es buscar culpables, sino que la separación es más una solución ante un problema que teníais que resolver como pareja.
En algunas ocasiones, cuando el sentimiento de culpa acecha a los padres o por creer perder el cariño de los hijos, nos centramos en complacer y acceder ante algunas demandas del menor, hacemos que las normas sean más laxas, que los límites y responsabilidades desaparezcan o nos excedernos en obsequios. Estas posturas son beneficiosas en el momento, pero perjudiciales a largo plazo, porque provocarán nuevos problemas debidos a la permisividad.
Los padres son queridos por sus hijos, con la separación pueden aparecer situaciones que generen en el menor un conflicto de lealtad, esto es que el niño quiere ser leal y agradar a cada uno de sus padres. Algunas de esas situaciones son, obligar al menor con nuestros comentarios a posicionarse de un lado o de otro, cuando les hacemos partícipes de conversaciones de adultos en las que hablamos de nuestra expareja, cuando les pedimos que nos cuenten los trapos sucios del otro, no dejar que se pueda poner en contacto con el otro progenitor…
Tenéis que pensar que valores queréis inculcar a vuestros hijos, como os comportéis hoy, puede afectar a como lleguen a ser ellos mañana.
4. Adaptación a la nueva etapa.
Proporcionar estabilidad y seguridad en los hijos es la tarea principal después del divorcio o separación, esto hará que la adaptación de los menores a la nueva situación sea más llevadera y menos difícil. Para ello, para conseguir una cierta estabilidad en el niño, debemos mantener una rutina, unas normas y límites en las dos casas por igual, conservar sus relaciones y entorno social, adoptar una predisposición a cooperar con el otro progenitor para coordinaros en su día a día.
A raíz de la separación los hijos tendrán dos hogares, ya que los padres vivirán en distintas casas, por ello, la repartición de los días debe de ser especificada a los hijos, esta información de hará que no se desorienten demasiado. Regímenes de visitas estables, procurando que mantengan sus actividades y acontecimientos sociales.
La buena o mala relación de los padres después de la separación será lo que marque la diferencia en la estabilidad emocional del niño. Es importante que reducir al mínimo los conflictos entre padres, ya que la influencia que estos tienen pueden ser más perjudiciales para los hijos que la propia separación.
Muestra respeto y cooperación con tu expareja, no discutáis delante de ellos, los
problemas que tengáis podéis resolverlos en privado.
Los 10 mandamientos del "buen divorcio"
A continuación os damos 10 consejos que podéis poner en práctica desde ya, para que vuestro divorcio sea lo más saludables para vosotros, pero sobre todo, para vuestros hijos:
- Coordinaros en rutinas, normas, responsabilidades y límites.
- No utilicéis a vuestros hijos de “paloma mensajera”.
- Evita hablar mal del otro, su familia o amigos en presencia de los hijos.
- No le pidas al niño que oculte cosas al otro progenitor.
- Mantén una comunicación medianamente fluida con tu expareja para coordinaros de la mejor manera posible.
- Los hijos no son espías, nada de interrogar o utilizarlos para saber lo que pasa en casa del otro.
- Estar presente en su vida, intentar estar los dos en sus momentos especiales (cumpleaños, competiciones, exhibiciones, celebraciones…)
- No les hagáis elegir entre uno de los dos.
- Mantener las discusiones para el ámbito personal, evita discusiones frente a los niños.
- En el caso de que uno de los dos tenga una nueva pareja, hablar de manera respetuosa sobre ella.
Recuerda que...
cada familia y niño es único, estas estrategias pueden adaptarse según las circunstancias. Si crees que necesitas de ayuda o percibes que la situación se ha vuelto muy compleja, no dudes en ponerte en contacto con un psicólogo infanto-juvenil, que os ayude a resolver y hacer más llevadera esta situación, proporcionándoos el apoyo psicológico necesario para mantener el bienestar y la estabilidad emocional de vuestros hijos.
Autora: Gloria López | Psicóloga Infanto-Juvenil de Emocional&Mente | Colegiada: M32294